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miércoles, 7 de octubre de 2015

Los cuatro niños PUTTO sobre la Puerta de Alcalá

La Puerta de Alcalá era una de las cinco entradas principales que tenía Madrid hasta el año 1869. Hasta entonces este monumento era el límite de la ciudad por el este. De ahí uno se dirigía hacia Alcalá de Henares. Fue Carlos III el monarca que se empeñó en rediseñar el monumento y en dotarlo de elementos decorativos, algunos de ellos con significados ocultos.

Los adornos de la Puerta de Alcalá presentan importantes diferencias entre la fachada que da a la plaza de Cibeles y la que da al parque de El Retiro. En la primera, el escultor francés Roberto Michel proyectó unas cabezas de león que rematan los arcos. En la parte superior, unos trofeos militares formados por banderas, armas, corazas y cascos.


El escultor abulense Francisco Gutiérrez fue el encargado de diseñar la otra fachada, donde destacan los mascarones rematando los arcos, las guirnaldas sobre las puertas adinteladas y, sobre el arco central, el escudo real, sostenido por la figura de la Fama y de un niño. Lo que más llama la atención entre los viandantes que se detienen a presenciar con detalle el monumento es la presencia de cuatro niños pequeños sentandos sobre el friso de esta fachada. Estas figuras reciben el nombre de «putto», que significa «querubín» en italiano.
Una lanza y una espada


Los cuatro niños representan las virtudes y están labradas en piedra blanca de Colmenar. El «putto» que se encuentra en la esquina izquierda tiene un casco y una lanza en su mano derecha yrepresenta la Fortaleza. A su lado está la Templanza, un niño que tiene en una mano un freno de caballo.

Al otro lado del friso está representada la Justicia por la figura de un niño con el brazo izquierdo levantado y la mano cerrada sobre lo que sería una espada o una balanza desaparecida, mientras que en la esquina derecha se encuentra la Prudencia: un niño que se mira en un espejo que levanta por encima de su cabeza.

El Rey Carlos III ordenó colocar estas cuatro figuras en la Puerta de Alcalá para mandar un mensaje a los madrileños y reclamarles fortaleza, templanza, prudencia y justicia para cuando llegaran los tiempos difíciles. Desde entonces son testigos del día a día de la ciudad... y de los atascos que se forman en torno a ellos en las horas punta.

Fuente. Aquí

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